Escuchar a un ateo hablar de Dios, de la Biblia , de la iglesia
evangélica y de las cosas espirituales, es como escuchar a un ciego hablando de
colores y formas…
El ateo no debería hablar
del Dios de los evangélicos, porque para él no existe;
no debería simular que entiende la
Biblia ,
porque siempre le estará velada;
porque siempre le estará velada;
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