No hay un proceso para convertirse en ateo, ni se requiere un salto de fe ni un diplomado ni nada… Todos nacimos ateos... pero algunos sanamos y otros empeoraron...
Para convertirse en evangélico, sí hay que pasar por un proceso. No fue un Lapsus Brutus que aún permanece, no; el pasar de la fe atea a la fe evangélica requirió un proceso y, en su momento, una decisión difícil y razonada...
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