Hola,
hoy te hablaré acerca de Evangelismo
Personal.
1. No confundas el Evangelismo
con la Apología.
La
Apología es el discurso o escrito en alabanza o defensa de personas o cosas. Es
defender algo, argumentar a favor de algo, para mostrar que tú tienes la razón.
En este proceso pueden caldearse los ánimos de los participantes, subir los
tonos y recurrir a palabras hirientes.
Y Porque se confundió el Evangelismo
con la Apología, mucho tratados de evangelismo, lo único que hicieron, es
enseñar cómo contestar al inconverso y cómo demostrarle que estaba equivocado
en sus creencias. De esa manera, el evangelismo sólo, era una discusión sobre
Biblia y Teología, que a nadie edificaba; por el contrario, uno se sentía
ofendido y otro, superior en conocimientos.
El evangelismo no es para
discutir con nadie, ni para ganar argumentación a nadie. No es defensa de nada
ante nadie. El Evangelismo es la enseñanza de la persona y obra de Jesucristo, a
una persona interesada en aprender y que quiere ser enseñada con la Palabra de Dios.
El Evangelismo no es
discusión, no es Apología, no es demostrar superioridad bíblica-teológica.
Tampoco es para juzgar, avergonzar ni condenar a nadie, por sus creencias,
conductas y prácticas; si esto ocurre, debe ser por la obra exclusiva del
Espíritu Santo y nunca por la falta
de tacto del evangelizador.
2. Ten mucha
paciencia con el evangelizado.
Recuerda
que tú no naciste siendo un cristiano maduro.
Comprende a tu
evangelizado, pues no es culpable de lo que cree y practica; es todo lo que ha
podido adquirir en la vida, según el medio ambiente en que se ha desarrollado,
y las personas que le han rodeado. Recuerda que tú no fuiste mejor que él,
antes que conocieras a Cristo. Las mismas o peores, cosas tú creías y
practicabas, antes que te llegara la luz del Evangelio.
3. Explica con amor y paciencia.
Uno no entiende
inmediatamente la verdad, cuando la ve, ni la acepta prontamente. Comprende sus
atrasos, comprende sus fracasos, pero motívalo a continuar. Tú no tienes el
derecho de desmoronar los fundamentos de nadie, y dejarlo en el vacío; ni
exigir conductas intachables, si antes no has edificado en su mente, los
fundamentos bíblicos de la fe cristiana. Tampoco debes esperar demasiado, de
quien todavía no ha tenido un encuentro personal y genuino, con Jesucristo.
4. Provee material
de apoyo.
Ayuda
a tu evangelizado a crecer más rápidamente, proveyéndole cds, libros, revistas cristianas,
videos, folletos, pero bien seleccionados; recuerda que un recién nacido no
come carne de inmediato. Así es el evangelizado: hay temas que no podrá
entender ni aceptar, hasta que establezca comunión con Jesucristo.
5. Provee cuidado a tu evangelizado.
· Cuida lo que tu evangelizado consume en los medios de comunicación
masiva: Pídele
frecuentemente que comparta contigo los temas que ha visto, o escuchado en el
internet, radio o televisión; así podrás orientarle sobre el contenido que le
conviene o no le conviene. No olvides que por estos medios, hoy más que nunca,
circulan las falacias y falsas doctrinas.
· Cuida a tu evangelizado de las visitas religiosas que le confundirán. Recomienda a tu
evangelizado que, por el momento, suspenda cualquier otro estudio de Biblia o
visitas religiosas que esté recibiendo, con el fin de que no se confunda. Que
se concentre en aprender más Biblia y más acerca de Jesucristo, para que pueda
después discernir la verdad de la mentira. Y...
· Cuida a tu evangelizado de los malos y falsos cristianos. No temas advertirle, en su
momento, de que en la viña del Señor hay de todo. Enséñale las características
de un cristiano genuino, maduro y productivo.
No
vaya a suceder que lo que tú estás edificando en la vida de tu evangelizado,
otros lo estén destruyendo…
6. Involucra a tu
evangelizado.
· Involucra a tu evangelizado
en las actividades cristianas: llévalo a campañas, conferencias,
conciertos… con el propósito de que el evangelizado se nutra y vaya familiarizándose con la sociedad cristiana.
· Involucra a tu evangelizado
con otros cristianos maduros: Empieza a relacionarlo con otros cristianos genuinos,
maduros y productivos, con el propósito de comenzar a formar su círculo de
amigos cristianos.
· Involucra a tu evangelizado
con el pastor: Agenda con el pastor una visita, lo más pronto posible, con el fin
de que el pastor conozca a tu
evangelizado. Recuerda que a todos nos hace bien una visita de nuestro guía
espiritual.·
7. Promociona el
Estudio bíblico.
El buen evangelizador siempre tiene a mano una
invitación para el estudio bíblico que imparte; y tiene como hábito incluir
frecuentemente, gente nueva en su programa de evangelismo.
Entrega la invitación a la gente que pudiera estar
interesada, explica brevemente tu programa de estudio bíblico, y deja que el Espíritu Santo despierte su
interés.
Espero que este tema de haya sido de bendición.
Soy Genaro, tu hermano en Cristo.
Muchas bendiciones para el Pueblo de Dios, y ¡hasta
la próxima!
Adquiere el libro:
Un libro que no debe faltar en la biblioteca de todo evangelizador.
Conviértete en exitoso ganador de almas para Cristo.
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